

Ana Cacopardo y Mariana Arruti, directoras de 24 en la lista
24 en la lista: Los responsables civiles en el banquillo
La serie 24 en la lista de Canal Encuentro recupera la historia del juicio contra los directivos de la automotriz Ford por el secuestro de 24 trabajadores. Sus directoras, Mariana Arruti y Ana Cacopardo, reflexionan sobre el rol de la narración como “política de reparación” y el potencial de recuperar la instancia de los juicios en términos pedagógicos frente al negacionismo: “los juicios expresan un consenso social que es uno de los grandes logros de la Argentina”.
Publicado: 24.04.2023
Por: Razón Plebeya
Categoría: Entrevista
RP
¿Cómo surgió la idea de 24 en la lista?
MARIANA
Los juicios por crímenes de lesa humanidad tienen poca difusión, quedan alojados en un sector de la población. Entonces, ¿cómo poner en valor y en circulación estos juicios que hablan mucho y que tienen muchos puntos de anclaje?. Estos juicios son reparadores y pueden servir para comprender el pasado reciente.
ANA
Pensando con un poco de distancia de la serie, entenderemos que cuando comunicamos una agenda de derechos humanos pensamos una ética y una estética. La ética es esta construcción, poque la producción de una película o un documental es un espacio de reparación; es un espacio en el que las víctimas, los activistas, pueden encontrar un espacio para elaborar una experiencia que no solamente fue traumática, sino que también les permitió posicionarse en el reclamo de justicia.
RP
Allí se trabaja con fuerza la dimensión familiar y afectiva de los protagonistas, es un nuevo acercamiento para pensar esas militancias. ¿Cómo se construyó esta propuesta?
ANA
El objetivo fue poner en valor las luchas de los protagonistas, sus trayectorias. Ese proceso de elaboración -que vino de la mano del proceso de justicia- nos permite pensar la reparación también en clave de reconocimiento social del dolor. Cuando un relato ingresa a la escena pública busca el reconocimiento, el debate social, que se hable: la cultura es esto, la posibilidad de la conversación social. Esta ética de los derechos humanos se relaciona también con ese vínculo amoroso, un vínculo que sirva para seguir elaborando esta experiencia para los propios actores sociales y que sea un vehículo de reconocimiento social.
Cuando comunicamos una agenda de derechos humanos pensamos una ética y una estética. La ética es esta construcción, porque el espacio de producción de un documental es un espacio de reparación
RP
¿Qué sentido particular encontraron en el caso Ford?
MARIANA
El juicio devolvió la mirada sobre un aspecto fundamenal del terrorismo de Estado: la implantación de un nuevo orden económico. Y las audiencias nos devuelven el territorio del trabajo, el espacio fabril, que no es común que se visibilice. Este punto es central, porque 17 de los 24 fueron secuestrados en la línea de montaje, en sus puestos de trabajo, y los demás fueron secuestrados con las credenciales de Ford en la mano. Incluso entrada la democracia siguieron viviendo en una situación de libertad vigilada, así que vemos lo que significó como afectación familiar a un grupo más amplio que los propios trabajadores.
ANA
Lo que el juicio pone en el centro del debate es la responsabilidad criminal que tuvieron algunas empresas al asociarse con el terrorismo de Estado, con el objetivo de maximizar ganancias y para barrer al sindicalismo de las fábricas. No estamos hablando de la simpatía política o ideológica, el documental habla de la responsabilidad criminal, es decir una serie de prácticas muy concretas sin las cuales no podrían haber sido posibles crímenes de lesa humanidad. Esa asociación invita a pensar el proyecto económico de la dictadura, nos permite pensar el capitalismo, la estructura económica de la primera mitad de los setenta y la actual, cómo estaba repartida la riqueza entonces, las luchas obreras. Hay una cantidad de ventanas que abre este juicio para una conversación social más compleja sobre lo que sucedió en Argentina en los años de la dictadura, que creo que de muchas maneras ilumina el presente.

RP
En 24 en la lista aparece el eje de la emotividad como un rasgo distintivo con respecto a otras narrativas de juicios. ¿Cómo manejaron esta cuestión en términos estéticos?
MARIANA
Esa emocionalidad e intensidad estaban en las audiencias, no es que nosotras quisimos ir a buscarla. Obviamente hay una decisión narrativa de enfocar la singularidad de cada uno de los personajes, de las mujeres, de las hijas e hijos, pero eso atravesaba el juicio de una manera muy intensa. Me parece que la intimidad que logramos construir con esas familias es lo que tal vez aparece con mucha emoción en la pantalla, ese lazo que se construye.
Lo que el juicio pone en el centro del debate es la responsabilidad criminal que tuvieron algunas empresas al asociarse con el terrorismo de Estado
Dos escenas
“El juicio permitió a estas familias poner en circulación algo de la palabra de lo que había sucedido – explica Mariana Arruti- y el gesto de volver a contar esa historia desde una narrativa audiovisual que iba a ser pública fue otra instancia muy importante”.
RP
En el documental se puede ver el regreso de los trabajadores a Ford durante el juicio. ¿Qué implicó ese momento?
ANA
Las imágenes son del archivo judicial, cuando los trabajadores hicieron el reconocimiento junto a los jueces. Ahí pasaron dos cosas. Por un lado, ellos no habían regresado a la fábrica desde los secuestros, y retornaron con los jueces en el marco del juicio. Eso también es del orden de la reparación. Y el otro punto es que sus experiencias fueron muy silenciadas al interior de la fábrica. Hay una escena en la que quien fue delegado del comedor se empeña en dejarle unos volantes a los trabajadores actuales, que lo miran con mucha distancia. Ese momento lo registran las cámaras del Incaa y luego Luis lo cuenta en detalle en una de las entrevistas: una trabajadora antigua lo reconoce y lo va a saludar, y sus compañeros le recriminan “vos saludás a estos tipos que le están haciendo juicio a Ford, que nos da trabajo”, a los que ella le responde “Vos no sabés lo que estos compañeros hicieron por nosotros”.
MARIANA
Esto nos hace pensar en la importancia que tienen estas narrativas, incluso para ponerlas de nuevo en circulación incluso dentro de la misma fábrica. Los trabajadores que fueron secuestrados tenían una enorme identificación con la fábrica, porque entrar a Ford en los primeros años 70 era entrar a una empresa multinacional que garantizaba buenos salarios, la posibilidad de pensar un futuro, y debían pensar “Yo tengo puesta la camiseta de Ford y a mí me pasa esto, me vienen a buscar con la credencial y me secuestran en mi lugar de trabajo”. Hay que ver cuánto de esto persiste en los trabajadores de hoy.
ANA
Hay mucho silencio en torno a lo que sucedió, por supuesto que la empresa no va a fomentar la circulación de este tipo de relatos, pero la inspección judicial abrió una pequeña grieta ahí que permite que se sepa socialmente . También hay una señalización frente a la fábrica, todavía precaria pero que abre preguntas: ¿Acá qué pasó? ¿Cómo fue?
MARIANA
A veces creemos que las políticas públicas llegaron a construir un piso, pero el negacionismo se mantuvo con fuerza durante años, hay generaciones que están marcadas por eso. Pasaron estos años y necesitamos saber hasta dónde llegamos con las políticas de memoria, cuál es la conciencia de verdad o circulación de las historias de lo que ocurrió.
ANA
Pero ese piso se resquebraja, por eso nuestra tarea en la construcción de narrativas es tan esencial donde la disputa se sigue dando.
RP
¿Cómo pensaron la propuesta en términos narrativos, teniendo en cuenta que hay ciertas maneras ya determinadas de “mostrar” un juicio”?
ANA
La pregunta por la estética es de qué manera contás en una clave que tenga eficacia narrativa, que interpele a un público amplio, que le pueda hablar a pibes y pibas a partir de las preguntas y los escenarios. Nos pareció significativo apelar al dibujante, en parte porque oficia como homenaje a los ilustradores de los juicios, pero también tiene una función narrativa que es ponerle imagen a lo que no tiene imagen, con la contundencia que trae la imagen y reconstruye en diálogo con los actores sociales. También lo pensamos como un vehículo para trabajar la cuestión intergeneracional. Esta es una historia que se cuenta de una generación a otra, muestra cómo se rompe el silencio y cómo se transmite un legado: nos encontramos con hijas o nietos de las víctimas que son delegados gremiales, y esto que parece obvio aparecía invisibilizado.
MARIANA
Tuvimos la posibilidad de grabar con los nietos de los trabajadores, ellos aportan reflexiones de pibas jovencitas que traen desde su mirada lo que ellas pueden saber de la escuela y el espejo que tienen en casa, cómo eso se va armando y cómo se va tejiendo y haciendo sentido. La participación de pibas y pibes fue fundamental, porque también ahí se genera una empatía con los más jóvenes.
ANA
Hay algo del orden de la identificación, esa familia podría ser la nuestra. Y es lo que está en esas voces obreras, que pone en circulación el juicio y que traen al presente los rodajes. Como estrategia narrativa, sumo que elegimos el taller de Pedro Troiani, uno de los protagonistas y uno de los hacedores que juntó a estos 24 que conforman la querella de la causa. Allí hicimos las proyecciones y por primera vez ellos veían la escena del juicio. Nosotras elegimos también compartir escenas significativas del juicio que también permitieron a ellos una elaboración distinta, la que posibilita la mediación de la pantalla, del dispositivo que proyecta pero en un espacio propio, amigable, donde se juntaron muchos años para armar la estrategias del juicio.

Mariana Arruti

Ana Cacopardo
MARIANA
Un eje fuerte para pensar la identificación tiene que ver con el rol de las mujeres. Ellas no fueron solamente las mujeres «de» los compañeros, sino que ellas mismas iniciaron una búsqueda, aportaron pruebas bien concretas, esas mujeres fueron las que recorriendo dependencias militares encontraron las listas con el logo de Ford, fueron testimonios fundamentales. Y el año del juicio, 2018, fue el de la gran marea verde, en la calle se resignificó el propio lugar de las mujeres tanto en el pasado como en el presente del juicio. Este fue un rasgo que con Ana quisimos subrayar.
RP
¿Qué elementos pueden pensarse en términos pedagógicos?
ANA
Hay una cantidad de dimensiones, no solamente para las escuelas. Hay temas que un docente, una organización social o un sindicato pueden tomar, como cuál es el rol de un delegado, por ejemplo. Estamos celebrando que el Juicio a las Juntas tenga una visibilidad que no tuvo nunca, ahora tenemos el reto de visibilizar esta cantidad de juicios que de alguna manera se han normalizado, porque el desarrollo de los juicios expresan un consenso social que es uno de los grandes logros de la Argentina. Pero esta es una historia acá nomás, en la planta de Pacheco de Ford, pero necesitamos saber qué pasó en Corrientes, qué pasó en Jujuy, en clave de una reflexión federal. Y los juicios se están desarrollando con mucho silencio a lo largo de Argentina.
RP
¿Cómo puede encararse esa multiplicación de estas experiencias?
ANA
Esperamos que este trabajo sea el disparador de otros relatos, otras narrativas, lo necesitamos socialmente. Y allí el Estado tiene un rol, este documental fue producido por Canal Encuentro, es accesible. Cuando pensamos las políticas públicas apuntamos a incentivar producciones con estos archivos y materiales que todavía esperan.
MARIANA
Lo vemos por los comentarios que estamos recibiendo. Los documentales, cuando son abiertos, cuando pueden generar líneas de pensamiento, invitan a los espectadores a completar lo que hacemos.

24 en la lista – Capítulo 1
Canal Encuentro
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