

TRAMAR ESCUELA: POLÍTICA EDUCATIVA PARTICIPATIVA
Jóvenes tramando su propia escuela
La Provincia de Buenos Aires implementó en 2022 el Consejo Consultivo de Estudiantes, con el objetivo de que las y los jóvenes debatan propuestas para mejorarla. Marcela Martínez analiza Tramar escuela, el especial de Canal Encuentro que documenta la experiencia, e invita a reflexionar sobre el sentido de la escuela y la necesidad de que vuelva a convocar (y conquistar) a estudiantes y docentes.
Publicado: 17.04.2023
Por: Marcela Martínez
Categoría: Escenas
Si hay algo puesto en tensión en el ámbito educativo -y Argentina no es una excepción- es el sentido de la educación en general y del nivel medio en particular. Quienes transitamos el nivel sabemos que la pregunta por el sentido se plantea de modos muy diversos: enojo, desconcierto, añoranza y creatividad. El interrogante está instalado entre educadores, familias y, por supuesto, los mismos estudiantes: ¿Qué hacemos en la escuela, para qué vamos todos los días, para qué sirve lo que aprendemos, cuál es el sentido de ese encuentro cotidiano? Tramar Escuela recoge el guante de estos planteos y comparte la pregunta con un montón de pibes que tienen mucho para aportar.
“¿Quién más que nosotros sabe lo que realmente pasa dentro de un aula?”, “Los pibes vemos problemáticas que capaz un profesor o un directivo no ve. Y nunca podrían cambiarlas si no escuchan a los chicos”. La claridad de los aportes es meridiana. Sólo hace falta proponer el encuentro, elegir un espacio, organizar la agenda, escuchar, tomar nota y considerar esta información para el diseño de una nueva escuela que pide a gritos salir a escena.
El sentido de la educación está entrañablemente adherido a lo que nos conmueve, nos amplía el mundo y a las experiencias significativas que tienen lugar en las trayectorias educativas.
Añoranzas y desafíos
“La escuela ya no es lo que era” o “No fuimos preparados para esto” sentenciamos alguna vez como educadores, sin definir exactamente para qué no fuimos preparados. Tal vez estas afirmaciones entrañan la añoranza por un funcionamiento escolar encuadrado en la obediencia y en la autoridad jerárquica de los adultos.
Baruch Spinoza, filósofo holandés del siglo XVII, sostiene que la melancolía, como toda forma de tristeza, constituye una disminución de nuestra potencia de pensar. En su obra, Spinoza piensa en las afecciones y relaciones entre cuerpos, no sólo entre cuerpos humanos, y nos advierte de que estas relaciones no son siempre como quisiéramos. Su obra es un aporte valioso en la reflexión sobre los modos de mejorar la organización de las relaciones sociales.
El pensamiento melancólico, nos advierte el filósofo, fuga hacia un pasado que, por definición, siempre fue mejor que el presente. La melancolía asume lo actual como una versión alejada del paraíso perdido y, en ese gesto, desactiva la posibilidad de pensar lo que acontece. Es cierto que el cambio epocal se expresa fuertemente en las escuelas, las relaciones se juegan en otras coordenadas y la pérdida del terreno conocido genera una incertidumbre.
En la jerga neoliberal, la incertidumbre se resuelve a fuerza de flexibilizaciones que producen más quiebres que pliegues creativos, que borran la capacidad de invención y acarrean impotencias. Preferimos no estilizar el estado de incertidumbre, exacerbada ante el cambio epocal, sino darle el estatuto de afección colectiva. Una afección colectiva que se debe a la relación inestable con los objetos y con las personas, característica de la experiencia cotidiana actual. Incertidumbre es, por otro lado, una de las palabras más pronunciadas por docentes en los encuentros de formación profesional.
El encuentro que propone Tramar escuela no tiñe las relaciones intergeneracionales de incertidumbre y nostalgia; no se trata de adultos desencantados y estudiantes apáticos, sino de los protagonistas de la escena educativa pensando un guión significativo para llevar a la escuela.
El encuentro que propone Tramar escuela no tiñe las relaciones intergeneracionales de incertidumbre y nostalgia; no se trata de adultos desencantados y estudiantes apáticos.
Los modos de estar juntos
La sobrecarga administrativa -por momentos aplastante-, el vértigo que conlleva la gestión cotidiana de la institución y la multiplicidad de dimensiones que componen la vida en las escuelas nos hacen olvidar, a veces, la necesidad imperiosa de construir la comunidad escolar. Hasta que un evento preocupante nos recuerda que lo común no emerge por el solo hecho de habitar el mismo edificio.
La pertenencia institucional se construye a través de la participación, y el proyecto Tramar escuela propone a las y los jóvenes formar parte del diseño de su escuela. Así lo perciben: “Yo no creí que fuéramos a ser escuchados, pero verdaderamente fuimos bastante escuchados. Varios dijeron que les gustaban nuestras propuestas”. Se los ve animados y comprometidos con la conversación y auténticos en sus aportes, y lo más importante es que se animaron a pensar la escuela deseada.
Atención, divino tesoro
“No me gusta la idea de estar sentado escuchando a profesor que está hablando de cosas que no me interesan, me termino cansando”, admite un estudiante. Me parece legítimo, diría indispensable, que las y los educadores nos planteemos cómo convocar la atención de estudiantes en las escuelas contemporáneas, que le demos lugar a este interrogante sin llenarnos de respuestas vacías antes de pensar en unos de los desafíos más complejos y urgentes de la época como es el tema de la atención en las relaciones pedagógicas. Lo cual no significa proponer sólo instancias de divertimento. En el recientemente publicado El problema de la atención, planteo que prestar atención es abrirse a alguien, recibir una palabra, un gesto, una mirada: la conjugación de unos con otros. Algo que no sucede fácilmente en las aulas, presenciales o virtuales. La atención es hoy motivo de interesadas investigaciones, es la unidad de medida de la sociedad de la información animada por un conjunto de consumos culturales inmersos en la dispersión y la velocidad, propios de la sociedad del entretenimiento. Pensar en los modos de atender es pensar, ni más ni menos, que en aquello que enciende el motor de la enseñanza. No sólo a los jóvenes les acomete ese ritmo incesante, los adultos también estamos sometidos a la estimulación permanente de los dispositivos técnicos y el cúmulo de distracciones. Las relaciones personalizadas con los objetos, analiza Eric Sadin, se inscriben bajo el régimen de una “feliz imprudencia”; de manera que se produce un “aligeramiento de lo cotidiano, paradójicamente inducido por un tipo de apego casi continuo” que se visibiliza en los vínculos compulsivos con las pantallas y las relaciones “adictivas” con internet. La escuela secundaria tiene la posibilidad de establecer conexiones entre las condiciones macro estructurales del sistema capitalista y los modos de subjetivación que en ella se expresan. La voluntad de pensar la época desde la escuela conlleva considerarla en su contexto, de lo contrario los problemas devienen endogámicos y sin perspectiva histórica. El sentido de la educación está entrañablemente adherido a lo que nos conmueve, nos amplía el mundo y a las experiencias significativas que tienen lugar en las trayectorias educativas.
Me parece legítimo, diría indispensable, que las y los educadores nos planteemos cómo convocar la atención de estudiantes

El rescate de lo común
“No sé si hay algo que no me guste del colegio. Es lindo para mí el colegio. Por ahí, lo que no me gusta es la manera en la que enseñan. Tan anticuada la manera de enseñar; me gustaría que hubiera más juegos, más divertida la forma de aprendizaje”, dice Gonzalo. La escuela es más escuela cuanto más puede leer las condiciones situacionales en las que está inserta. El desafío, entonces, consiste en crear mundo a través de las propuestas educativas que despierten un interés común en tramas sociales que, como señala el filósofo italiano Franco Berardi, están tomadas por cierta atrofia de la empatía que perturba la conexión sensible con los demás. ¿Cómo activar las ganas de saber y de hacer en un mundo cada vez más desangelado?
Las instituciones educativas, activadas por las relaciones pedagógicas que las habitan, pueden construir esa disposición deseante que reconstruye el tejido roto a fuerza de tanto proyecto colectivo suspendido. La escuela tiene el desafío de pensar la condición deseante de los jóvenes, pero también la de las y los educadores. Y conquistarlas. El nexo es la construcción de algo en común, lo común, categoría política por excelencia, ese enlace deseante que no nos precede, sino que nos sucede como efecto de una construcción situacional. Lo común nos rescata del espíritu de la época signado por las “pasiones tristes” que analiza Francois Dubet. En un diálogo directo con la filosofía de Spinoza, Dubet postula que lo común nos rescata de un individualismo egótico y sin destino. Desde las instituciones educativas podemos pensar en procedimientos concretos que pongan en acto ciertas decisiones emergentes de esta configuración social contemporánea. Tramar escuela es una iniciativa en ese sentido y da cuenta de que la mejor manera de preocuparse por el futuro de las y los estudiantes es ocuparse de su presente.
Bibliografìa referida:
Agamben, G (2008). ¿Qué es lo contemporáneo? En Desnudez. Buenos Aires: Adriana Hidalgo.
Bauman, Z. (2006). Modernidad líquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Dubet, F. (2021). La época de las pasiones tristes. Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.
Sadin, E (2017) La humanidad aumentada. La administración digital del mundo. Buenos Aires: Caja Negra.
“Volver a aburrirnos es la última aventura posible”: entrevista con Franco Berardi, Bifo. https://www.eldiario.es/interferencias/Volver-aburrirnos-Franco-Berardi-Bifo_6_826677345.htm
Tramar escuela
Canal Encuentro
Esta nota fue escrita por

Por Marcela Martínez
Marcela Martínez es socióloga y doctoranda en Educación. Es docente universitaria y trabaja en formación docente. Fue docente en el nivel medio. Es autora del libro ¿Cómo vivir juntos? La pregunta de la escuela contemporánea y El problema de la atención. Junto a Gabriel Brener y Gustavo Galli publicó Conversaciones con Philippe Meirieu. La judicialización de las relaciones escolares. Escribió artículos en revistas, crónicas en la Revista Anfibia y dio conferencias en diferentes lugares del país.
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