

DISEÑO EN MOVIMIENTO
La identidad visual de Pakapaka: una invitación a inventar el mundo
Un canal de televisión no solamente está hecho de su programación. También su branding propone sentidos y cuenta cosas. Pero, ¿qué cosas, exactamente? Invitamos a la gran diseñadora gráfica Julieta Ulanovsky a pensar la propuesta estética de nuestra señal infantil y desovillar algunos de los sentidos que irradian sus colores, sus tramas, sus microhistorias.
Publicado: 31.05.22
Por: Julieta Ulanovsky
Categoría: Medios
Una tortuga no tiene más miedo.
Una ratona toma la merienda y repasa el momento en el que fue adoptada por un oso.
Un cocodrilo le cuenta a su mamá que un monstruo lo perseguía pero que junto a sus compañeros, logró sacarlo de sus sueños.
La identidad de Pakapaka es intensa. La identidad visual también. Muestra en primer plano cierto desorden y desbarajuste. En general, las identidades visuales de los canales infantiles apuntan a elementos de impacto, como movimiento vertiginoso y colores vibrantes. La influencia de la estética de los videojuegos. La propuesta de Pakapaka incluye lo que se rompe y lo que se cae. Propone algo más “lado B”. Menos perfecto. Y en plena transformación. Un barrilete se transforma en una ronda, la ronda en un celular, el celular en una torre de cubos. Todos esos movimientos tienen más que ver con la vida que lo que solemos ver en las gráficas televisivas (tanto infantiles como adultas).
Las imágenes que vemos se construyen con módulos de pequeñas formas geométricas que van de un lado a otro. Generan figuras abiertas a las que cada espectador termina por dar forma y sentido.
La síntesis que manejan es audaz. Estamos atravesados por cierto prejuicio que nos dicta que lo que es para niños tiene que ser figurativo, tierno, cálido y muy claro. Orientado. Acá la gráfica es abstracta, dura, potente. Y plana, sin sombras ni volumen.
Cierto prejuicio nos dicta que lo que es para niños tiene que ser figurativo, tierno, cálido y muy claro. Acá la gráfica es abstracta, dura, potente.
Pero Pakapaka tiene un elemento que hace que esa caída y ese desorden no sean graves. Las caídas están contenidas en planos modulares que se pueden sumar, escalonar, agrupar, abrir y multiplicar en nuevos planos. Una red sostiene esos movimientos y transforma ese caos en un sistema visual rico y dinámico. En esos pequeños tramos, las cosas caen. Ese es su ciclo y su circuito. Pero la caída no se ve como algo dramático sino como parte de un juego.
Esa red es más precisamente una grilla trazada con líneas invisibles, verticales y horizontales, que dividen la pantalla en varias secciones que van cambiando de tamaño. Las secciones y sus figuras se mueven con direcciones y velocidades propias. Magnético. La capacidad de sistematizar la composición (de imágenes, de letras) en cualquiera de sus soportes –libros, carteles, pantallas y multipantallas– tiene que ver con esta grilla estructural que busca ser un ordenador para articular las cosas y hacerlas convivir de forma armónica. La grilla ordena y orienta la lectura y sin embargo no encasilla. Al contrario, habilita el movimiento.
Otro aspecto de la identidad visual de Pakapaka es el control. En algunos de los módulos que vemos en la pantalla, hay perillas y botones que se activan y dejan traslucir la curiosidad de quien los mueve: suben, bajan, se agrandan, se achican y van de un extremo al otro. No están haciendo un ajuste fino sino que van explorando sus límites. Estos movimientos aumentan los tamaños y afectan la distancia a la que los vemos. Esas perillas hacen comunicable la sensación de que se puede controlar ese movimiento.
Los colores de Pakapaka son nativos digitales: claros, brillantes y alegres. Se pueden combinar con desenfado y siempre caen bien parados.
Los colores de Pakapaka son nativos digitales: claros, brillantes y alegres. Se pueden combinar con desenfado y siempre caen bien parados. Delimitan el momento institucional de la programación. Vamos y volvemos de ahí. Sabemos cuándo estamos en un programa y cuándo estamos en Pakapaka. Y el fondo blanco le imprime cierta idea de papel. Un guiño al mundo escolar o a la idea del mundo escolar. De nuevo una abstracción.
La identidad visual de Pakapaka se comunica a través de historias. Son microhistorias. Empiezan y terminan. Son representativas de una programación también construida con programas cortos. Al ser todo mini, comunicación institucional y programas, aún en lo variable, se ve un todo sólido. Muy distinto y dinámico, pero uno. Lo breve lo ancla en el mundo de hoy. Todo cada vez más corto. Un poco evoca cómo saltamos (y caemos) de una cosa a otra en nuestra vida cotidiana.
El manual de identidad visual de Pakapaka plantea un manifiesto que pone a los chicos en un lugar muy activo y clave en la conformación de la sociedad: tienen la invitación y la responsabilidad de inventar el mundo.
Esta nota fue escrita por

Por Julieta Ulanovsky
Es diseñadora gráfica y diseñadora de tipografía. Dirige el estudio de diseño ZkySky junto a Valeria Dulitzky desde 1989. Fue docente en UBA y UNSAM. Además, se desempeña como asesora en diseño y comunicación. En coautoría con Valeria, publicó tres libros: El libro de los colectivos (2005), Divino Barolo (2013) y Extraordinario Planetario (2019).
tw: @julietulanovsky
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