PLATAFORMAS PUBLICAS

Plataformas: construir lo público desde el anti-algoritmo

Las plataformas públicas de contenidos audiovisuales conviven con los gigantes del streaming que crecen exponencialmente en abonados y oferta de producciones. Lejos de caer en la frustración ante la competencia dispar, Camila Rocha propone una mirada sobre la posibilidad de ofrecer contenidos alejados del algorítmico “Esto seleccionamos para tí” y sostener propuestas audiovisuales federales, soberanas y que den cuenta de nuevas expresividades más allá de las lógicas de mercado.


Publicado: 13.06.23

Por: Camila Rocha

Categoría: Medios


“Esta película es para ver en el cine” convoca a fervientes amantes del séptimo arte como a quienes sólo lo consideran un pasatiempo agradable. La pantalla gigante no deja margen a la distracción del ángulo de visión del espectador, el sonido envolvente logra dar la sensación de estar “adentro de la peli”, las butacas invitan a iniciar un cómodo y placentero viaje de dos horas por un universo ficcional apasionante, la oscuridad de la sala invita a una aventura única. Una aventura compartida, en complicidad con todo ese universo de personas desconocidas que se reúnen en un mismo espacio neutral, para empatizar con los héroes y confrontar con los villanos. Y, por qué no, con unos pochoclos para completar la experiencia. Una experiencia para todos los sentidos, aparentemente insustituible.

Pero frente a la creación y masificación de diferentes modelos de plataforma de exhibición de contenidos a demanda ¿Es posible pensar otras maneras de disfrutar esos (u otros) contenidos?. El crecimiento exponencial de la tecnología y la mayor accesibilidad convierte al sillón en una nueva oportunidad para disfrutar una obra cinematográfica de forma igual o más agradable que al acudir a una sala: la fascinación por elegir cómo y cuándo ver un contenido. Y si a esto le sumamos que desde la comodidad del hogar podemos pausar, adelantar, revivir una toma o dejar para otro momento esa visualización, el panorama se vuelve más tentador para un espectador menos romántico por la experiencia en el cine y más atravesado por los múltiples estímulos de la modernidad.

La responsabilidad de las plataformas nacionales públicas es mayor en términos de legitimidad y representación, ya que debe bregar por construir soberanía desde el lenguaje audiovisual

Otro factor fundamental para consolidar la aparición de las plataformas fueron los propios nuevos formatos de contenidos que dieron su razón de ser a las plataformas : las series. Por su extensión y su propuesta de “maratonear” capítulos, el cine tradicional y la televisión resultaron soportes incompletos, y dieron lugar a las plataformas para legitimarse y reproducirse. Y en ese cambio de era en la concepción de ver contenidos, las películas indefectiblemente encontraron una nueva manera de exhibirse y de llegar a más espectadores y espectadoras.

Dentro de este panorama, las políticas culturales implementadas en nuestro país desde 2005 en adelante dieron lugar a pensar de manera activa el rol del Estado en la nueva forma de producir y exhibir contenidos nacionales, con el fin principal de difundir y hacer llegar el cine y las artes audiovisuales nacionales a todos y cada uno de los rincones del país, de manera masiva, gratuita, democrática y federal.

Las plataformas públicas no son rehenes de la audiencia en términos de rédito económico, por lo que la lógica de programación se vuelve más amplia y “anti-algorítmica” 

Experiencia pública
En 2010 nació INCAA TV (hoy CINE.AR), el primer canal de televisión público destinado a la programación de cine argentino las 24/7, que contaba además con el diferencial de no poseer tandas publicitarias. Cinco años más tarde se decidió avanzar hacia la nueva manera de proyectar contenidos con una ambiciosa propuesta: crear ODEON (hoy CINE.AR PLAY), la primera plataforma de contenidos nacionales en formato de video a demanda del país y la región, de registro y acceso gratuito. La iniciativa fue posible gracias a la asociación estratégica entre el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y ARSAT, en donde el INCAA se proponía llevar adelante el diseño integral de la plataforma junto con la curaduría artística de sus contenidos y facilitar la adquisición de filmes nacionales, mientras que ARSAT se convertía en el responsable del desarrollo y mantenimiento tecnológico de funcionamiento de la misma. Hoy, CINE.AR PLAY se posiciona como una plataforma masiva y eficiente para cumplir las expectativas de sus más de 2.300.000 usuarios registrados, con 2.000 títulos disponibles para disfrutar de manera gratuita desde todos los dispositivos, con secciones minuciosamente curadas por un equipo de programadores especializados que ponen el foco en tres ejes centrales: el federalismo, la calidad y la democracia de exhibición para los realizadores y realizadoras de cine nacional.

En este sentido, la plataforma explora sus diversas secciones: carruseles especializados de forma semanal, la sección de “estrenos”, que da lugar a producciones en cartel a poder exhibirse en la plataforma una semana después de haberse estrenado en sala comercial, lo que convierte tambien a CINE.AR PLAY en una sala virtual que no solo alberga películas icónicas de nuestra filmografía sino que también ofrece a los usuarios la tentadora posibilidad de ver estrenos simultáneos a las salas desde la comodidad de su hogar, cómo y cuándo quieran. Además, brinda un lugar de preponderancia a la exhibición de cortometrajes, formato que se pretende difundir y fortalecer día a día de la gestión de la plataforma.

El nacimiento y posterior crecimiento de CINE.AR PLAY es un claro ejemplo de un Estado presente que a través de política culturales claras, concretas y sostenidas en el tiempo, acerca de forma real y accesible a los ciudadanos y ciudadanas la posibilidad no sólo de disfrutar la vasta y rica producción audiovisual argentina, emblema de calidad y prestigio en el mundo entero, sino que sobre todo propone una sociedad más conectada y con valores propios de una integración más equitativa y generadora de nuevos sentidos.

Se trata de una propuesta de calidad con un enfoque diferente, en donde las y los productores encuentren un espacio democrático donde se programen todas las voces

Vida más allá de algoritmo
No podemos dejar de lado que CINE.AR PLAY, como el resto de las plataformas públicas, está inmersa en un universo competitivo con los gigantes del streaming y el video a demanda que día a día aumentan exponencialmente sus suscriptores y su cartera de contenidos. Lejos de caer en la frustración de la competencia dispar, es importante rescatar que las plataformas públicas tienen enormes ventajas en términos de calidad y, sobre todo, de propuesta cultural integral, ya que su razón de ser y su objetivo central es brindarle a los ciudadanos y ciudadanas un espacio de exhibición calidad, inclusivo, gratuito y federal.
Al no depender de pauta publicitaria ni de suscriptores “pagos”, las plataformas públicas no son rehenes de la audiencia en términos de rédito económico. Esto les permite posicionarse en un lugar diferente y moldear sus lógicas de programación con una perspectiva más amplia y “anti-algorítmica”.

De esta manera, la responsabilidad de las plataformas nacionales públicas es mayor en términos de legitimidad y representación. El desafío de reflejar y alojar en su librería las millones de voces, costumbres e identidades argentinas de manera federal e inclusiva se vuelve una tarea maratónica e incansable, que debe bregar por un objetivo central: construir soberanía desde el lenguaje audiovisual. Y esa utopía de la independencia cultural se vuelve más tangible y real gracias a la existencia de estas ventanas de exhibición que están al servicio de quien produce y quien visualiza; y el eslabón clave para garantizar que efectivamente ésta relación resulte indisoluble es la curaduría de contenidos con perspectiva de género y diversidad estética y temática.

Contenidos gratuitos: incentivo y desafío
La gratuidad se convierte también en otro aliciente al ofrecer un espectro de difusión y llegada al público más amplio y diverso, tanto para realizadores que han tenido una -afortunadamente- exitosa estadía en las plataformas privadas en términos de rédito económico y de audiencia, como aquellos que pueden explorar nuevas expresiones programando en nuestras plataformas.

Lejos de concluir en que las plataformas públicas no pueden convivir con las privadas, lo importante es resaltar que hay lugar para todas, ya que el objetivo del Estado es brindar una alternativa de calidad con un enfoque diferente en donde, tanto los productores de películas nacionales se sientan contenidos y encuentren un espacio democrático donde se programen todas las voces, y los espectadores accedan al espectáculo audiovisual de forma libre y gratuita, ya no desde la butaca, sino desde el sillón, ese sillón que a veces está donde aún las salas comerciales no llegan.

Todavía queda mucho por hacer, las desigualdades sociales y económicas en nuestro país siguen existiendo, pero la cultura es un bastión fundamental para contribuir a la transformación cultural y pregonar cada día por una sociedad más justa e igualitaria.

Esta nota fue ilustrada por Juan Manuel Puerto 


Esta nota fue escrita por

Camila Rocha 

Camila Rocha es subgerenta de Exhibición (INCAA), a cargo del canal y plataforma CINE.AR, la red espacios incaa y el Cine Gaumont. Diseñadora de Imagen y Sonido (UBA), Licenciada en Enseñanza de las Artes Audiovisuales (UNSAM), docente e Investigadora.

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