MEMORIA, VERDAD, JUSTICIA

La conspiración permanente: tapar el sol con las manos

En cada una de sus repeticiones por la pantalla de Canal Encuentro, el documental La conspiración permanente –que no solamente vale la pena volver a ver cada 24 de marzo– parece agregar una arista diferente por donde entrarle a los sucesos vinculados a la última dictadura cívico-militar, abre preguntas nuevas para el espectador y produce nuevos vínculos con la actualidad.


Publicado: 05.04.2022

Por: Razón Plebeya

Categoría: Rescate


En septiembre de 2014, llegó a Buenos Aires una valija diplomática procedente de Ciudad del Cabo. El nuevo agregado militar enviado a la capital sudafricana había descubierto en la Embajada argentina una caja que contenía material audiovisual perdido, incluso olvidado, durante muchos años. Entre otros videos, en la caja había una copia de Argentina y el terrorismo, el documental realizado por la agencia Burson-Marsteller por encargo del Centro Piloto París, el organismo que coordinó la respuesta de la Junta Militar a las denuncias internacionales por violaciones a los derechos humanos. Ese material, con el que la Junta Militar intentaba tapar el sol con las manos, entre otros muchos de archivo, es el que nutre La conspiración permanente, que durante casi una hora se ocupa de contestar una pregunta que parece haber sido formulada cientos de veces y que, así y todo, jamás se agota porque nunca encuentra respuestas que satisfagan o tranquilicen por completo: ¿cómo y por qué en Argentina llegó a existir una dictadura que, sabemos hoy, ejerció el terrorismo de Estado?

A través de fotografías y videos, mediante entrevistas y recreaciones, La conspiración permanente sitúa al espectador, casi desde el inicio, en los meses previos al golpe: la muerte de Perón, la situación del gobierno heredado por María Estela Martínez de Perón, el creciente malestar económico y social –manifestado, por ejemplo, en la primera huelga general a un gobierno peronista– y deshilvana lo que se tejía de forma subrepticia: la Operación Aries. El golpe de Estado contra el Gobierno constitucional que presidía Isabel, y que se venía preparando desde fines de 1975, debía darse entre 21 de marzo y el 20 de abril de 1976, momento del año en que rige ese signo solar, de ahí el nombre del plan de Roberto Viola, Jorge Rafael Videla y Emilio Massera.

Conspirar: “unirse contra un superior o soberano” o “unirse contra un particular para hacerle daño”, según las dos acepciones más frecuentes de la Real Academia Española. ¿Quiénes, exactamente, formaron parte de esta conspiración que convirtió el terrorismo en una práctica sistemática e institucionalizada por el Estado argentino entre 1976 y 1983? El documental de Canal Encuentro, que no solamente vale la pena volver a ver cada 24 de marzo, desarrolla con claridad y vocación pedagógica por qué el uso del concepto “dictadura cívico-militar” –cada vez más extendido en los últimos años, en detrimento de “dictadura militar” o “golpe”– condensa mucho mejor eso que pasó antes y durante la instauración del llamado Proceso de Reorganización Nacional.

¿Quiénes, exactamente, formaron parte de esta conspiración que convirtió el terrorismo en una práctica sistemática e institucionalizada por el Estado argentino entre 1976 y 1983?

La conspiración permanente también ahonda en otros dos ejes que fueron clave en aquellos años. Uno: la acción psicológica del terror –que, como describe Adriana Taboada, psicóloga e investigadora del Centro de Estudios sobre Genocidio de la Untref, no es sinónimo de miedo, sino de una angustia que trasciende la actitud defensiva contra algo o alguien específico y se instala como una manera de habitar la vida social, porque la amenaza puede estar en todas partes– fue uno de los objetivos principales de la Junta Militar. Dos: la instauración de un régimen económico delineado por José Alfredo Martínez de Hoz –que interrumpió su safari por África para reunirse con Videla, Viola y Massera en los meses de planificación de la Operación Aries, con el objetivo de trazar las bases de la cartera de Hacienda–. Desde el inicio, era claro para él lo que había que hacer. Recortar el gasto público, desfavorecer la industria nacional, premiar a los bancos, tomar deuda: a esta altura, es una verdad de Perogrullo decir que las implicancias de sus ideas todavía repercuten en la vida económica argentina. Para los miembros del plan, el origen de todos los males argentinos tenía una fecha concreta: 1945. ¿Cuántas veces, aún hoy, escuchamos a representantes del poder político y económico repetir ese mismo discurso, casi sin distinciones, para bregar por un plan económico neoliberal para Argentina? Es aquí donde cobra mayor sentido el adjetivo que completa el título del documental. Permanente: “que permanece” o también “sin limitación de tiempo”. Haciéndole honor a su nombre, en cada una de sus repeticiones por la pantalla de Canal Encuentro, el documental parece agregar una arista diferente por donde entrarle a los sucesos vinculados a la última dictadura, abre preguntas nuevas para el espectador y produce nuevos vínculos con la actualidad. Porque hacer historia, finalmente, también se trata de eso.

 

La conspiración permanente
Canal Encuentro

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