RAZON PLEBEYA EN LA FERIA DEL LIBRO

Un marco teórico propio para la televisión educativa

En la Feria del Libro de Buenos Aires se presentó el primer número impreso de Razón Plebeya, que compila 15 notas seleccionadas de la versión digital publicadas en su primer año de vida. El evento sirvió para poner el cuerpo a un proyecto editorial que intenta reponer la palabra impresa a la reflexión sobre el presente y el futuro de la televisión educativa argentina.


Publicado: 03.06.2023

Por: Razón Plebeya

Categoría: Medios


En el stand de los Ministerios de Educación, Ciencia y Cultura y la agencia Télam de la Feria del Libro de Buenos Aires se presentó la versión impresa de Razón Plebeya, la revista de Contenidos Públicos. Presentaron la publicación la gerenta general de Contenidos Públicos, Jésica Tritten; el director de Radio y Televisión Argentina (RTA), Alejandro Verano; y Manuel Becerra, profesor de historia en secundaria, en formación docente y en la universidad. La productora general de Cont.ar, Alicia Beltrami, ofició de moderadora y trazó una línea histórica entre la propuesta de Razón Plebeya y la mítica El ojo mocho, al señalar que  “Los textos me remiten a las publicaciones que hacía Horacio Gonzalez, nuestro pensador nacional, porque tienen la esencia de la pregunta profunda. Cada texto intenta abordar una temática particular vinculada a la hechura de los medios públicos”. 

«La televisión educativa es una disciplina específica. Nosotros pensamos la programación con las más de 65.000 escuelas que hay en nuestro país, y lo pensamos a partir de lo que allí pasa»

Jésica Tritten enmarcó la idea de Razón Plebeya en “la necesidad de generar marcos teóricos propios, nuevos y nuestros”; destacando que la conceptualización política de los medios públicos en Argentina viene atada al siglo XXI, con la emergencia de Canal Encuentro en 2007, ya que antes sólo se hablaba de medios públicos “en algunos sectores de la academia, siempre vinculados a modelos de Europa o EEUU”. 

Las fechas (y las leyes) son importantes: Encuentro nace antes de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, ya que la Ley Nacional de Educación de 2006 establece en el artículo 102 que el objetivo del canal es garantizar “la realización de actividades de producción y emisión de programas de televisión educativa y multimedial destinados a fortalecer calidad de la educación, en el marco de las políticas generales del Ministerio”. La responsable de las señales apuntala la idea a partir del objetivo propuesto: “En nuestra área de programación no somos 10 o 20 iluminados, nosotros pensamos la programación con las más de 65.000 escuelas que hay en nuestro país, y lo  pensamos a partir de lo que allí pasa. La televisión educativa es una disciplina específica y Argentina tiene una de las mejores del mundo”, manifestó. “Siempre se pone el ejemplo de la BBC, que hace producciones muy buenas que incluso están en Encuentro, pero se hace desde un desconocimiento institucional tanto de nuestro país como del propio Reino Unido”. Ante esta confluencia de desconocimiento, fascinación por los modelos extranjeros y la ausencia histórica de producción teórica de las prácticas propias, Tritten enfatiza la necesidad de construir marcos teóricos propios, críticos y que funcionen como orientadores del hacer en base a un objetivo pedagógico centrado en la escuela: “Nos encanta discutir con la academia sobre las ideas de los medios públicos, pero también quienes hacemos estos medios públicos tenemos una idea sobre esa producción, porque es una disciplina específica cuyo pensamiento se sostiene en las escuelas de nuestra patria”. 

«Estos contenidos llegaron para tensionar los diseños curriculares y nuestras formas de enseñar de una manera muy honesta, muy sincera y muy constructiva»

De la escuela al canal 

Alejandro Verano destacó la manera en la que en la revista se aprecia “un homenaje a la cultura escolar producido desde la escritura”, ya que “hay algo de la escritura que en pleno siglo XXI sigue siendo irremplazable. Son artículos bien escritos, que recorriendo diversos caminos dan cuenta de un conocimiento profundo, un saber nuevo que se ha generado a partir de esta praxis maravillosa que llevan adelante las señales educativas a través del proceso de diálogo constante con el sistema educativo formal”. El desafío, para el ex decano de la Facultad de Periodismo platense, está en “fortalecerse, institucionalizarse y permear sobre todo en los sectores universitarios. En la Universidad de La Plata teníamos el deseo de que nuestros mejores productos audiovisuales lleguen a la pantalla de Encuentro. Es una marca de calidad, pero también lo pensamos como un aporte a las señales”. Esta retroalimentación implica estrategias institucionales que se convierten en “procesos de resistencia política para pensar hacia adelante para que estas señales puedan seguir siendo vigentes, y las universidades son un espacio calificado para ello”. 

Manuel Becerra aportó una mirada desde el aula, el espacio donde las producciones de los canales se miran, se instalan y se piensan, entrelazando “un diálogo alucinante” de 15 años entre las señales y la escuela. “En la escuela tenemos ritmos lentos para desarrollar las cosas, y así tiene que ser. Porque nos manejamos con diseños y documentos curriculares que tenemos obligatoriamente que enseñar y que deben ser estables, que deben ser asimilados por un millón de docentes en todo el país. Eso demora un tiempo hasta que se puede hacer cuerpo para enseñarse bien”, explica. “Entonces, en general, cuando llegan propuestas para incorporar materiales decimos ‘A ver, ¿qué me vas a decir de nuevo?’. Es una respuesta que los docentes tenemos muy a mano -yo mismo la digo muy seguido-. Las señales lograron interpelarnos a los docentes, las incorporamos no por imposición sino porque nos descubrimos diciendo ‘esto está buenísimo’”. 

Para Becerra lo que se generó fue una conversación entre una parte muy importante de los docentes del país y estos recursos que aparecieron, incluso, con un dejo de informalidad, ya que no formaron parte de una política curricular. “Esto se puede ver en la nota de Patricia Arredondo. Se aprovechan los paisajes que muestran, y las conversaciones que genera, se exprimen los programas viejos y se piensan a los niños como enigmas. Dice Pato que ‘el mercado no acepta escondites, y por eso Pakapaka [que en quechua significa precisamente “escondite”] cuestiona e interpela su hegemonía’. De esta manera los docentes nos acercamos a ese enigma y les prestamos herramientas para que ese enigma vaya tomando voz, verbo, para que se transforme en un discurso y que ese discurso tenga preservada una intimidad que sea de ese sujeto que tiene que seguir siendo un enigma”. Su uso puede ser fragmentario, porque “no tiene pretensión totalizante”. A diferencia de las plataformas comerciales, que buscan mantener cautiva a la audiencia 24/7, “Estos canales educativos no nos obligan a estar enganchados, nos ofrecen libertad y la posibilidad de preservar a los niños como enigmas”, destaca. 

Preguntas temerarias 

Frente a una televisión que suele ofrecer un aluvión de respuestas, la pedagogía es un campo de preguntas, y las señales educativas se aprestan a formularlas. Por eso Beltrami invitó a pensar en las preguntas profundas que se proponen las intervenciones culturales que buscan transformar la realidad. Con este objetivo leyó el inicio del editorial de la revista, en el que se afirma: 

«En una investigación académica sobre el uso de nuestros canales en las aulas, una docente afirmaba que, en algunas ocasiones, mandaba a sus estudiantes a ver los programas aún sin haberlos chequeado, porque confiaba en que, previamente, quienes hacemos las señales nos habíamos hecho las preguntas éticas, políticas y pedagógicas necesarias».

Becerra aporta una mirada crítica al elogio de la anécdota, remarcando la apuesta “temeraria” que implica “mandarlo a ver sin chequear”. Para el docente, más allá de la calidad de los contenidos en términos científicos y pedagógicos, la temeridad está se debe a que “son materiales con los que se puede y debe establecer un diálogo. Por ejemplo, hay que tomar un capítulo de Zamba y desmenuzarlo hasta el detalle para ver qué preguntas nos está haciendo. No es para creerle a Zamba o a su contenidista, sino para tensionar los diseños curriculares y nuestras formas de enseñar de una manera muy honesta, muy sincera y muy constructiva. Pero esta tensión no la hace diciendo ‘ustedes no saben nada’, sino desde un aporte estético. Lo podemos ver en la nota de Diego Trerotola sobre Terminal Norte, de Lucrecia Martel: lo estético nos cuesta más en la escuela porque estamos constreñidos por el aula, por el espacio, donde los recursos didácticos, un juego, también va a ser limitado y fugaz, y donde la dimensión estética principal en la escuela es la performatividad actoral docente. Y lo demás nos cuesta, nos cuesta mudarnos al monte misionero a escuchar un chamamé, o a que nos cuenten una leyenda en guaraní”.

El historiador recupera una situación en el aula que ilustra el potencial y que grafica los modos de uso “Una vez puse en el aula un capítulo en el que estaban Gabriel Di Meglio y otros historiadores hablando sobre lo que entendían los revolucionarios por nación y patria en 1810, y mis alumnos no entendieron nada porque era una discusión conceptual muy arriba, muy compleja. Pero a partir de allí yo pude abrir un montón de puertas y de preguntas”. Destaca Becerra que las producciones funcionan también como actualización profesional para las y los docentes, para entender otros mundos culturales incluso dentro del propio país, en una dimensión federal que pocas veces se ha pensado en esas políticas de actualización. Las señales educativas invitan a repensar la noción misma de recurso didáctico a partir de la potencialidad que genera en el aula. 

«Pensar los medios públicos implica definir el estatuto de lo público, pero no pensándolo desde la comparación cipaya en torno a los modelos europeos, sino a partir de nuestra propia definición de lo público y nuestra propia noción de Estado»

Miradas desde nuestra realidad 

“Pensar los medios públicos implica definir el estatuto de lo público – apunta Verano-. Eso hace Victor Taricco en su artículo para distinguir lo público, lo estatal y lo gubernamental; pero no pensándolo desde la comparación cipaya en torno a los modelos europeos, sino a partir de nuestra propia definición de lo público y nuestra propia noción de Estado. Allí define lo público como un lugar relacional, de disputa de sentido por el espacio común. Y allí está el sentido de medios como éstos” reflexiona el académico. 

Tritten destaca las particularidades del estatus de lo público, que no permite traducciones de modelos foráneos: “Antes de la creación de Canal Encuentro estuvimos dos años investigando modelos de medios públicos internacionales. Siempre se insiste en los modelos europeos, pero nuestros Estados latinoamericanos tienen otros modelos de estatalidad, y sobre estos Estados tenemos que construir nuestros marcos teóricos, si no seremos hablados por otros conceptos que no son propios”. 

Para Verano, además, es preciso enmarcar estas discusiones en la disputa actual por el Estado y sus recursos: “En momentos como el actual, en el que las propuestas para reducir la pobreza y la inflación van de la mano del achicamiento y del retiro del Estado, no nos quedamos con ese pesimismo de la razón; el sentido profundo de la producción pública de contenidos educativos va hacia otro lugar, podemos despejarnos de las campañas contra los medios públicos que hablan del gasto, son conceptos que hay que discutir desde las herramientas que nos da la democracia”. Valorar las señales educativas implica reconocer que “El hecho de que Pakapaka y Encuentro no hayan desaparecido tenía que ver con la forma en la que estaban inscriptos como sinónimo de infancia y de televisión de calidad. Hay una apropiación de lo público por parte de las audiencias y del sistema educativo formal que le dieron entidad y posibilidad de continuar frente a un proceso de destrucción”. 

Las formas de resistencia se anclaron en identidades muy fuertes, que son imágenes de las señales. Tritten remarca el carácter nacional de la producción: de las ocho señales infantiles de Latinoamérica que existen en la actualidad, siete son producidas en EE.UU. “Tuvimos que luchar mucho para incluirla en las grillas -recuerda- y cuando fue incluida, en 2014, Zamba ya era una marca de la infancia, en esos cuatro años los docentes trabajaron cada capítulo en el aula. El primer hecho político que hace el neoliberalismo cuando asume en los canales, antes que dejar de producir, con esta televisión educativa que supuestamente no le interesa a nadie porque no tiene audiencia, fue sacarlo del ámbito del Ministerio de Educación. Eso habla de la potencia del ámbito educativo”.

Sobre el final, en el intercambio con el público, el filósofo Mariano Dorr, reflexionó sobre el nombre mismo de la publicación «El título tiene dos palabras: de un lado la razón, y frente a ella lo plebeyo. ¿Es un oxímoron, es una realidad? Las señales como Encuentro ¿construyen una razón plebeya, y esa es la razón por la que no se pudo destruir?». Jésica Tritten invitó a observar que «lo plebeyo está en cada acción y en cada producción de estas señales. Cuando hablamos de calidad, pensamos en un modelo político que garantice calidad e igualdad. Calidad para nuestras señales sólo es posible cuando todos y todas somos narrados y somos vistos». 

Presentación de Razón Plebeya
Feria del Libro – Buenos Aires

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Razón Plebeya
Versión impresa – 2023

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