

INTELIGENCIA ARTIFICIAL, COPRODUCCION DE ENCUENTRO Y TEC
Una inteligencia que no nos sea ajena
La inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta cada vez más presente en nuestra vida cotidiana. La utilizamos incluso sin saberlo, influye en nuestras decisiones y modela nuestras interacciones con el mundo. Sus potencialidades son enormes para el desarrollo, al mismo tiempo que su uso plantea cuestiones éticas y sociales importantes. Discusiones presentes en Inteligencia artificial. Nada de lo humano nos es ajeno, coproducción de TEC con Canal Encuentro.
Publicado: 30.05.23
Por: Santiago Olmos
Categoría: Escenas
La ilusión de un robot inteligente que pudiera derrotar a un cerebro humano se hizo realidad en 1996, cuando Deep Blue venció al campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov. La supercomputadora desarrollada por IBM analizó millones de partidas para determinar los movimientos con mayores probabilidades de éxito, y si bien hoy podría denominarse a esa práctica más bien «fuerza bruta de procesamiento de datos» antes que una verdadera inteligencia en el sentido que solemos darle a la palabra, la imagen fue lo suficientemente potente como para sembrar una inquietud entre quienes seguían esa partida en Filadelfia. Por entonces, la idea de la Inteligencia Artificial (IA) parecía lejana, pero pronto se incorporaría a nuestra vida cotidiana, a través de los dispositivos móviles y algoritmos, incidiendo en las elecciones que tomamos, ya sea para ver una película o para votar a un presidente.
A menudo las grandes empresas tecnológicas se benefician de este manejo, lo que plantea problemas éticos y de justicia social. Pero la IA puede también tener un impacto positivo en nuestras vidas
Riesgos y precauciones
Como explica la investigadora Vanina Martínez en el documental, la IA es una rama de la ciencia que “estudia y crea sistemas que los humanos consideramos tienen funcionalidades inteligentes, pero que en el fondo son sistemas informáticos construidos diseñados y pensados por seres humanos”. Desde su origen en los años 50, la IA ha evolucionado gracias a las innovaciones informáticas y al aprendizaje automático, lo que permite que los algoritmos aprendan por sí mismos a través de los datos proporcionados por las personas.
Es bueno tener en cuenta que cuando un servicio es gratuito, es muy posible que estemos pagándolo con nuestros datos, por lo cual es fundamental considerar cuidados específicos. El uso de estos datos es variado, desde la segmentación de publicidad para optimizar un alcance personalizado hasta su uso en campañas políticas para organizar un entramado que incluya el intercambio de datos privados, operaciones y noticias falsas a través de redes sociales, como ocurrió en las elecciones de Donald Trump y Jair Bolsonaro.
¿A quién está favoreciendo esta fuerza bruta de datos? A menudo las grandes empresas tecnológicas se benefician de este manejo para favorecer sus propios intereses, lo que plantea problemas éticos y de justicia social. Pero la IA puede también tener un impacto positivo en nuestras vidas; puede por ejemplo recopilar y analizar datos de sentencias judiciales de violencia de género para ayudar a prevenirla y erradicarla.
Es crucial que se establezcan medidas para garantizar que la IA se utilice de manera equitativa en la atención médica y en la educación para abordar los sesgos existentes en la recopilación de datos
La IA en la vida cotidiana
En cuanto a la educación formal, la IA puede ser una herramienta útil para mejorar el aprendizaje y la enseñanza. Por ejemplo, permite personalizar procesos educativos, proporcionando un enfoque más centrado en el alumno, como así también identificar áreas en las que los estudiantes necesitan más ayuda y proporcionar retroalimentación inmediata para mejorar la calidad del aprendizaje.
Si bien existen preocupaciones en cuanto a la automatización de la educación y la eliminación de la interacción humana, es preciso encontrar un equilibrio para asegurarse una utilización de manera responsable y ética en el contexto educativo. Algo similar ocurre con la atención médica: mediante la IA se puede mejorar la precisión del diagnóstico y desarrollar tratamientos personalizados para enfermedades, pero debe advertirse el riesgo de perpetuar los sesgos existentes en la atención médica. Si se entrena un algoritmo con datos históricos que sub-representan a ciertos grupos de la población, es probable que el mecanismo perpetúe los mismos prejuicios en su análisis y decisiones. Es crucial que se establezcan medidas para garantizar que la IA se utilice de manera equitativa en la atención médica (y en la educación) para abordar los sesgos existentes en la recopilación de datos.
La incorporación de herramientas de inteligencia artificial y ciencia de datos en las historias clínicas electrónicas del sistema de salud integrada del Ministerio de Salud de la Nación permite desarrollar modelos predictivos para anticipar brotes epidémicos, como el dengue y la COVID-19. Es crucial anonimizar los datos sensibles de las historias clínicas para proteger la privacidad de los pacientes y evitar posibles discriminaciones laborales basadas en información médica.
La inteligencia artificial no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para mejorar nuestras vidas y construir un futuro mejor para todos.
La inteligencia artificial puede aumentar la eficiencia y reducir los costos en muchas industrias, pero también puede tener un impacto negativo en el empleo y en las condiciones laborales. La automatización de tareas puede reemplazar ciertos puestos de trabajo y socavar los derechos laborales, perpetuando la precariedad laboral. Es fundamental que se implementen medidas para asegurar que la IA sea utilizada de manera responsable y justa en el mercado laboral salvaguardando los derechos de los trabajadores.
Todas estas inquietudes son las que hacen evidente la necesidad de regulaciones estatales y de una ampliación de la discusión en la sociedad civil. Además, la vinculación de la ciencia con nuestras vidas marcará la diferencia en el futuro, un porvenir en el que nada de lo humano sea ajeno a la tecnología, pero en el que la tecnología siempre esté al servicio de lo humano y de sus valores fundamentales, como la justicia, la igualdad y la dignidad. La inteligencia artificial no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para mejorar nuestras vidas y construir un futuro mejor para todos.
Inteligencia Artificial, nada de lo humano nos es ajeno
TEC y Canal Encuentro
Esta nota fue escrita por

Por Santiago Olmos
Santiago Olmos es un periodista y músico dedicado que brinda su apoyo en distintos centros de rehabilitación. Imparte el curso terapéutico «Lo tuyo no es mala suerte», donde ayuda a las personas a explorar y liberar sus emociones a través de la escritura. Fue responsable de comunicación en el Programa Innovar y en la actualidad continúa su carrera como escritor colaborando con TEC y otros medios, además de desempeñarse como arreglador musical para diversas productoras y bandas en el país.
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