Una matriz de experimentación política y estética

Verano en cortos

Con Verano en cortos, Encuentro seleccionó 13 particulares miradas sobre el calor, en tanto dimensión sensitiva para pensar las diferentes, diversas y desiguales formas de habitar esta particular estación del año. El metraje corto como estrategia narrativa audiovisual potente para la pedagogía de los procesos sociales.


Publicado: 28.2.2023

Por: Bernabé Demozzi

Categoría: Escenas 


Algunas posiciones rápidas de especialistas abrazados a las teorías de mercado subrayan que los hábitos de consumo del siglo XXI tienen que ser “cortos, ágiles y dinámicos”. Fundamentan su posición en que las audiencias contemporáneas construyen su vida vincular mediante la interacción con las redes sociales y se amparan en la lógica algorítmica. Desde ahí, entonces, dicen que las audiencias no pueden mantenerse atentas a narraciones temporales extensas y, por lo tanto, el capitalismo de los “formatos dinámicos” requiere historias cortas para captarlas masivamente. Pura definición de mercado y coyuntura mediática.

Por eso es importante recuperar la historia. El formato cortometraje siempre se forjó en la nobleza de sus atributos espaciales, temporales y accionales. Desde el siglo XIX hasta el presente es la matriz formal y estratégica para toda narración audiovisual. No nació bajo la exigencia actual de lo dinámico, sino que existe desde el origen de la imagen en movimiento. Se puede mencionar el zoopraxiscopio de Eadweard Muybridge, el kinetoscopio de Thomas Edison y William Dickson y el cinematógrafo de los hermanos Auguste y Louis Lumière.

Pero la intención de este texto no es teorizar sobre la historia de los dispositivos ópticos ni la evolución del lenguaje cinematográfico, sino acerca de los debates que el cine como disciplina, industria cultural y arte inmortal fue construyendo acerca del tiempo y el espacio.

Las maneras de vivir el calor que se pueden ver en los cortos nos invitan a descubrir las clases sociales, las tensiones vinculares, las gracias y las desgracias de lo momentáneo.

Autores nacionales que extienden la pantalla

En el marco de la programación de verano, Canal Encuentro estrenó un ciclo de cinematografía nacional de cortometrajes sostenido en las vivencias que los seres humanos tienen durante esa estación calurosa. Los cortos seleccionados exponen una batería de recursos narrativos que se deslizan entre los límites de la ficción, el documental y la no ficción. Es decir: se construyen mediante el registro de lo real, la representación de la realidad y la ficcionalización genérica y sub genérica mediadas por distintos directores y directoras de cine.

La presencia de autores y autoras profundiza la propuesta programática del canal al tener en cuenta la abundancia de las especificidades de cada realizador/a. Estas narraciones impactan en el imaginario social porque permiten ver y escuchar subjetividades. La explosión de diferentes puntos de vista puede materializar las diferentes recepciones en la audiencia.

Cuando se piensa lo público en el marco de una pantalla educativa y cultural, es preciso proteger la inclusión de miradas y la participación de distintos lenguajes audiovisuales. El formato corto es una herramienta fenomenal para ese ejercicio.

El conjunto de películas que se presentan exponen un desarrollo perteneciente al cine posmoderno en cuanto a su forma y al cine clásico en cuanto a su estructura. Sus esquemas narrativos se sustentan en diferentes aspectos morfológicos en cada uno de los films: tratamiento de la fotografía, tendencia en la armonía de los encuadres, omisiones en los diálogos afrontados por recursos del espacio, hibridaciones docuficcionadas, registros observacionales montados con perspectivas ficcionales, entre otras trazas posibles.

El formato cortometraje siempre se forjó en la nobleza de sus atributos especiales, temporales y accionales. Es la matriz formal y estratégica para toda narración audiovisual.

Mirar a través del calor 

¿Qué nos permite ver estos cortos? Un carnaval, piletas, hospitales, lagos, lagunas, mares, terrazas, calles… Las líneas de contextos que unen a las producciones son dos maneras de vivir el calor: el calor agobiante y el calor alegre. En esa bifurcación sensorial se erigen las ideas que nos invitan a descubrir las clases sociales, las tensiones vinculares, las gracias y desgracias de lo momentáneo, las problemáticas ambientales y la especulación inmobiliarias, los deseos del año que comienza, la cultura de los pueblos, el amor. Para muchos sujetos, esa parte del año parece como eterna, sin estructura; para otros, el verano es el standby, excusa de una renovación y descanso para reforzar metas y cumplir objetivos.

Se aprecia en La reina, de Manuel Abramovich, cuando pone en el centro de la escena a Momi, una niña en los momentos previos a su consagración como reina del carnaval de su pueblo. En pleno verano, la planificación narrativa de la “belleza” se combina con las tensiones de todo el procedimiento para lograr el objetivo. La película administra con sutileza la grieta que se abre entre el mandato de esa forma de belleza, el vestuario y los accesorios. Lo va logrando a través de la forma de encuadrar y tensionar mediante cada corte en el montaje. El paisaje del carnaval comprime lo sensorial y lo explícitamente material, atendiendo su sentido cultural en ese espacio en tránsito.

Otra propuesta aparece en Hijas del río, de Segundo Arregui, aquí el método es contemplar la vida de una madre y sus visitas. El calor agobia, el tiempo acompaña, el paisaje contiene el sentido de los elementos dialógicos y el sonido de verano constante complementa los recursos de ese lugar del país: un micromundo familiar que empatiza transversalmente con otras cápsulas familiares y tiempos estructurales.

Prohibido privada, de Andrés Rubiño, por poner otro caso, pone de manifiesto la ocupación indebida del espacio público. Los recursos formales de esta película corta están organizados en el eje de la voz de un medio de comunicación y en el de toda una comunidad organizada que defiende las playas públicas. Registros, entrevistas, seguimientos, observaciones, voz en off, recursos que van maximizando el conflicto.

Cine es educación
¿Por qué incluir cine en un canal educativo? ¿Por qué programar cortometrajes en un canal público?

Canal Encuentro produce programas de excelencia en cuanto a su forma y su contenido, mediados por estrategias y procedimientos que se conciben como herramientas pedagógicas para la relación estudiante – docente, comunidad educativa y audiencias generales. En ese conglomerado de conceptos el cine es vital, porque es educativo en todo su sistema existencial, procedimental, actitudinal, social, artístico y filosófico. Además, incluir cine argentino en la televisión es un acto de política educativa: los autores que observan y revisan nuestra identidad nacional y latinoamericana estimula la reflexión de las audiencias y le da sentido amplio al canal como medio público. Incluir cine nacional y latino es, entonces, un acto pedagógico y didáctico (que, por supuesto, debería cumplirse también en todas las pantallas privadas que responden a esquemas corporativos y de mercado). Todo el cine nacional en el formato viviente que se encuentre debería ser incluido.

El cine en la escuela, el cine en el canal educativo público, el cine en el celular, el cine en la plataforma, el cine en el cine…
En el marco del debate constante sobre los sistemas educativos, el cine puede ser un factor que funcione como pilar de mediación, como recurso independiente, sobreviviente como materia específica. 

El cine tanto de largometraje como de cortometraje (no importa el metraje, sino su sentido) fija la idea de existencia de una pedagogía de los procesos sociales. Este recurso institucional, industrial, identitario y cultural y de experiencia educativa está al alcance de todo sujeto social. El cine es inmortal e infinito.

Pensar lo público en el marco de una pantalla educativa y cultural requiere proteger la inclusión de miradas y la participación de distintos lenguajes audiovisuales. El formato corto es una herramienta fenomenal para ese ejercicio.


Esta nota fue escrita por

Bernabé Demozzi

Bernabé Demozzi (La Plata, 1984). Licenciado en Realización de Cine, Televisión y Video por la Universidad Nacional de La Plata. Es Productor General de Canal Encuentro y director de Territorio LABEX: laboratorio de desarrollo de largometrajes latinoamericanos. Docente universitario (UNLP, UMET y UMSA), ha dirigido los cortometrajes Me desvanezco en la playa de la isla (2020),  La Bruma incierta (2017), Diciembre (2013), Ocultas (2010). Los Fantasmas (2020) es su primer largometraje como productor.

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